Continúa en la carrera de la fe

Continúa en la carrera de la fe

Es evidente que, como cristianos e hijos de Dios, tenemos muchas bendiciones pero no estamos exentos de problemas, enfermedades y diferentes dificultades. Este Coronavirus (Covid-19) que nos acecha es la prueba. Hasta podemos llegar a pensar que tenemos más inconvenientes por estar luchando contra corriente en un mundo que le ha dado la espalda a Dios. Pero esta época que vivimos no es peor ni mejor que las que pasaron nuestros hermanos en la fe en otros tiempos. En Hebreos 11 se nos habla de los héroes de la fe y cómo ellos tuvieron que pasar por muchas penalidades.

Fueron apedreados,aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados”. (Hebreos 11: 37).

Ellos padecieron la fe como cuerpo de Cristo esperando una patria mejor en los cielos. Son testigos y mártires que nos animan. Son nuestros amigos y compañeros de carrera. Mártires que dan la gloria a Dios y tienen como recompensa gozar de la santidad de Dios. Somos retados por ellos y por Jesucristo a continuar en la carrera. Por ello consideraremos estas palabras:

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio,y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12: 1-2).

Despojémonos. ¿De que nos tenemos que despojar?

De todo peso o carga.

Leemos “Por tanto, Teniendo… testigos”. Observamos una  alusión a las personas mencionadas en el cap. 11, que representan a los que en todo tiempo han demostrado su fe. Que traducido de otra forma diría, “bueno, entonces, nosotros también teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, estamos siendo invitados de manera inmediata a cambiar nuestra actitud y acción”.

Significa deshacernos de estorbos innecesarios que sólo sirven para cansarnos y hacernos difícil la carrera. Toma la idea de los corredores en los estadios.

Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.” (Hebreos 10: 22-24).

El peso o carga que tenemos que tirar.

En estos versículos se nos anima a acercarnos, es decir se nos dice cómo tenemos que encaminarnos. Pero si le damos la vuelta y vemos lo contrario, observaremos aquellas cosas que nos alejan de Dios y de su Hijo. Son las siguientes:

  1. Un corazón falso o mentiroso.
  2. Incredulidad o falta fe.
  3. Practicar el pecado sin tener mala conciencia.
  4. No leer la palabra de Dios.
  5. No tener esperanza.
  6. No hacer obras de amor.

Estas cargas las tenemos que desechar porque nos impedirán correr bien la carrera y acercarnos a Jesucristo.

Del pecado que nos asedia. 

“El pecado que nos rodea constantemente y del pecado que tan fácilmente nos envuelve”. Lo que se tiene en mente no es la práctica habitual de pecar; es mas bien una tendencia o una falta que es difícil de echar, pero que si no lo hacemos significará nuestra derrota.

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” (1 Pedro 5:8-9).

Ser cristiano no quiere decir que no vayamos a pecar, significa que no soportamos practicar el pecado como un hábito normal. Queremos correr la carrera sin obstáculos ni impurezas que no agradan a Dios.

Corramos. ¿Cómo tenemos que correr?

Con paciencia.

Nos anima a que “corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (vs. 1).  Paciencia significa “constancia y perseverancia”. La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien. «La constancia valerosa que se opone al mal, y que a pesar de lo que sufra el ser humano no se deja dominar por él». Dicha palabra proviene del latín “pati”, que significa sufrir.

La carrera no es de 100 m lisos sino que es una maratón. El premio no es para los que comienzan bien, sino para los que terminan bien.

Un arranque a una buena velocidad no da derecho al cristiano para tomar una siesta o un descanso más adelante.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos 10: 35-36).

Puestos los ojos en Jesús.

Para esta carrera de la vida cristiana y para abandonar definitivamente la vida de pecado hay gracia suficiente al poner “los ojos en Jesús”.

Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” (Hebreos 10: 38-39).

Él debe ser el motivo para que “corramos” con éxito.  Y como la palabra está en tiempo presente, nos enseña que es una condición que debemos mantener durante toda la carrera.

“–Ven –dijo Jesús. Bajó Pedro de la barca y comenzó a andar sobre el agua en dirección a Jesús, pero al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, gritó: –¡Sálvame, Señor!” (Mateo 14:29).

Cuando dejamos de ver a Jesús, nuestros pies se desvían del camino correcto.

Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,” (Hebreos 10:20)

Se nos exhorta a considerar “a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo (Hebreos 11: 3).  Es decir, tan atroz oposición y tremenda hostilidad.  “Para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.

Las pruebas y persecuciones que podemos estar pasando no se pueden comparar con las que sufrió nuestro Señor Jesucristo.

“Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado” (Hebreos 11: 4).

Como conclusión, el autor de la carta a los hebreos nos exhorta a observar a los héroes de la fe y los sufrimientos de Jesucristo y así seguir corriendo la carrera de la fe. Es por eso que tenemos que despojadnos de todo peso y del pecado, corriendo con paciencia puestos los ojos en Jesús. Él es el autor y ejecutor de la fe. Jesús puso en práctica sus palabras.

El premio de llegar a la meta es estar con nuestro amado Jesucristo, verlo cara a cara y gozar de su gloria con todos los hermanos santos, disfrutando la eternidad con Dios en santidad y Amor.

Ismael Llaudis

EESF
info@esglesiasantfeliu.com


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